Nuestro país se ha convertido en un gran impulsor del emprendimiento corporativo y los negocios empresariales, por el auge de las dinámicas comerciales y por la apertura hacia la consolidación de un mundo globalizado, tal y como se evidencia en las Estadísticas del Registro de Comercio de Bolivia para el mes de junio de 2020, donde la Base Empresarial Vigente contó con 332.409 empresas . Las tendencias mercadológicas van mostrando sus significativos progresos y Bolivia, no puede quedar al margen de lo que está sucediendo en el resto del planeta.

Según el Viceministerio de la Micro y Pequeña empresa declarada en su Visión Institucional (2019), menciona que las micro y pequeñas empresas en el país son generadoras del 80% del empleo. Al igual que en América Latina y el Caribe, la alta informalidad y la baja productividad son características principales de este tipo de empresas . Aunque aún queda mucho por hacer por parte del Estado, del sector empresarial y de la sociedad, las ruedas de negocios y los grandes o pequeños emprendimientos se van consolidando a pasos agigantados.

Para la consecución de la consolidación, principalmente de los micros, pequeñas y medianas empresas, es de sustancial importancia la aplicación de instrumentos y técnicas que verdaderamente se enfoquen hacia la perspectiva de los clientes y dejar de lado esos espíritus de mezquindad que todavía imperan en algunos sectores empresariales. Me refiero a que se debe dejar de pensar unilateralmente, con una visión corta y sin ningún tipo de compromisos serios para con nuestra sociedad; esto implica que los negocios de hoy son bilaterales, la relación empresario – cliente se verá más fortificada si es que se piensa en la satisfacción consolidada de ambas partes.

Las políticas de relación con los clientes exigen de una compenetración estratégica de los dueños de los negocios con las nuevas tendencias e inclinaciones por parte de los clientes y del mercado, no se trata de abrir un negocio y dar preferencia al mismo o al propietario, dejando en un segundo plano las expectativas que tienen los clientes, usuarios o consumidores.

En este sentido, la Lic. Gricel Gamarra Giese, citada por Mariano Cabrera L. afirma lo siguiente:

Se observa un creciente interés por “hacer las cosas bien”, desde el punto de vista de la empresa, llegando a la interiorización y comprensión de sus segmentos a través de la “orientación hacia el mercado”, es decir, identificando las necesidades de los consumidores para producir y comercializar productos y servicios que vayan a cubrir las expectativas, de tal manera, llegar a los beneficios económicos requeridos por las compañías y conservando las relaciones a largo plazo con sus diferentes mercados, objetivo principal que exige el mercado actualmente .

Estos grupos de destinatarios deben ser vistos dentro un enfoque integral y flexible, quiere decir que se deben establecer tipos de amistades ideales con los clientes a partir de sus necesidades más inmediatas.

Bolivia, país inmerso en todos estos cambios y adaptándose al mercado actual, va utilizando -cada vez más- el marketing y sus especialidades, aplicándolos dentro del sector empresarial de las grandes, medianas y pequeñas empresas, de un país que se esfuerza en ser competitivo en la esfera comercial y donde competir y conquistar mercados se convierte en la regla del juego, instrumento de diferenciación en el ámbito nacional y en los diversos rubros de la industria .

La mercadotecnia, a través de sus teorías, estudios y soluciones sobre mercados, nos aproxima hacia el manejo de metodologías sobre cómo integrar a los clientes hacia un mundo de inquietudes positivas de doble flujo; ese flujo y reflujo garantizará la tareas y actividades comerciales por parte de los vendedores y mediante las tácticas, estrategias y herramientas utilizadas se materializarán las relaciones del “yo me beneficio – tú te beneficias”, o sea se pone de manifiesto la proporción del ganar – ganar.

En este marco de política comercial, el cliente es el que definitivamente se debe ir satisfecho para que vuelva al negocio con la misma aspiración de conseguir la doble satisfacción. No pensemos que hacemos un favor a los compradores, ellos también nos hacen el favor, caso contrario nuestro negocio se iría a la quiebra. Para que no le suceda eso al sector empresarial y comercial, es importante que se organicen como equipo de trabajo y sobre todo establezcan sus propuestas productivas, mediante la planificación estratégica, con el sano propósito de alcanzar los objetivos por los cuales se han fundado dentro la dinámica del marcado y sus giros que se suceden al interior y exterior del mismo.

En suma, la actividad de los patrones empresariales en nuestro país, tienen que establecerse con base en un conjunto de acciones y tareas traducidas en políticas comerciales blandas, que se inclinen definidamente hacia las carestías de los usuarios, consumidores o clientes, dejando de lado los intereses propios y miopes de los dueños, brindando calidad en el trato y atención, una buena respuesta en tanto a los contenidos de la información y comunicación, productos y servicios reales y de costo alcanzable, actividades de fidelización, canales de distribución participativos y flexibles.

Pensando en que los dueños de los emprendimientos no venden por afanes de lucro, sino por el simple favor de vender y, por tal motivo, nuestros clientes también nos hacen el favor al agradecernos por su confianza obteniendo un producto o servicio ansiado por ellos, al visitar nuestro negocio.