La cadena de mandos dentro de una organización, está estructurada por categorías de superioridad para la correcta toma de decisiones, que afecten de manera positiva al conglomerado empresarial. La cadena de mando no solo establece la responsabilidad, sino que establece las líneas de autoridad y el poder de decisión de una empresa. Corvo (2018) .

En este cometido los ejecutivos de alta gerencia, deben otear el panorama al interior de la organización que presiden para consolidar sus planes y proyectos de inversión, operativización y principalmente desempeñarse favorablemente en favor de su capital humano. Esto atraviesa un sinfín de tareas y actividades que conlleven una programación seria y articulada para el resto.

Es decir, no se pueden tomar decisiones al calor de los caracteres personales o cuando las “papas queman”. Generalmente, cuando se improvisan las decisiones o tareas administrativas, productivas o de apoyo, ocurren malos entendimientos entre el equipo humano, lo que perjudica en el andamiaje interno, con serias consecuencias al exterior de la organización.

A tenor de lo anterior, Cabeza y Muñoz (2010, p. 10) refieren:

Por tal razón, las personas encargadas de la toma de decisiones deben estar capacitadas y conocer todas las características y pasos que constituyen este proceso con miras a eliminar en lo posible valoraciones subjetivas al momento de elegir un curso de acción .

En un grupo o equipo de trabajo bien organizado en sus procedimientos y actividades, el personal ejecutivo debe responder de la misma manera, conforme a las expectativas de su mando superior. Tal afirmación se sustenta en lo expuesto por Gilmore y Moraes (2002, p.44), quienes sostienen que: el equipo utilizará todos o algunos de los instrumentos científicos y cuantitativos para recopilar e interpretar datos y tomar decisiones . Con ello, se persigue ser competitivos, inyectar esa filosofía a sus mandos medios e inferiores y entre todos demostrar la capacidad y competitividad que exige la dinámica del mercado comercial actual.

Basta de improvisaciones, de malos entendimientos, de toma de decisiones a último rato, de malos caracteres. No se pueden desenvolver los procesos a la “ligera”. Una compañía bien establecida, requiere un equipo talentoso desde el más mínimo esfuerzo de trabajo, hasta la competencia más complicada y de mayor jerarquía